Por Eduardo Balestena
Tras la interpelación a la secretaria de cultura, Silvana Rojas, sobre los graves problemas de los organismos artísticos, cabe preguntarse acerca de su situación actual, luego de esa oportunidad en que la funcionaria alegó que “la cultura es cara”.
En la anterior edición de los premios anuales de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, uno de los aspectos negativos votados fue la situación de la Orquesta Sinfónica Municipal, dada la falta de cobertura de cargos y llamado a concursos. Es una circunstancia penosa que la orquesta más antigua del interior del país, que conoció de brillantes temporadas con solistas y directores nacionales y extranjeros, que contribuyó a formar generaciones de músicos, sea destacado negativamente y no por su historia y potencial.
Una precariedad crónica
La situación de precariedad que padecen los organismos artísticos de Mar del Plata no es nueva y si se han sostenido es gracias a su propio, desgastante, ingente e inacabable esfuerzo y a la aceptación de condiciones muchas veces inaceptables, de otro modo, no es aventurado afirmar que hubieran desaparecido ya.
La Orquesta Sinfónica tiene una planta básica de 64 músicos, cuenta en la actualidad con un orgánico de 57 instrumentistas. Gracias al incesante esfuerzo de sus integrantes se logró la cobertura, por concurso, de 9 cargos, de los once requeridos.
Con un presupuesto exiguo, con falta de pago de gastos que demandó la temporada, sin disponibilidad presupuestaria para traslados de instrumentos y material, la temporada se circunscribió a obras de archivo que demandaran una planta limitada. Aun así, las presentaciones de la orquesta durante el verano fueron a sala llena, lográndose una importante recaudación que no se invierte en el organismo porque tal recaudación ya no se destina –como antes- para contribuir a solventar sus gastos.
Son destacables especialmente los conciertos con el Coral Carmina en los fue interpretada la Misa de la Coronación, de Mozart.
A ello se suman los graves problemas edilicios del edificio del Teatro Colón, la falta de personal administrativo que, entre otras cosas, se traduce en un reducido horario de boletería. Asimismo, ítems como el mantenimiento del material –el piano Bösendorfer es un ejemplo- han sufrido esta ausencia de cuidado.
El contrato del anterior titular, maestro Diego Lurbe, un profesional altamente experimentado y calificado, persona además muy querida y respaldada por la orquesta, que mucho bregó por la realización de los concursos, no fue renovado y el nombramiento del nuevo director lo fue sin la consulta a la orquesta que, como gran parte de la audiencia, respaldó al maestro Lurbe.
La falta de una asociación civil, como las que hubo en otras oportunidades, importa que, en caso de existir aportes privados para esta actividad, no exista un organismo que los recaude para ese exclusivo fin.
No obstante, los problemas no se reducen a la falta de dinero sino de gestión. En 2016 se organizaron actividades en Villa Victoria, hubo invitados como el Chango Spasiuk y se contó con presentaciones a sala llena. La situación fue muy distinta con las autoridades que asumieron posteriormente. Hoy, la pérdida de espacios como la Gala Zurich o el festival Piazolla hablan de la falta más que de la falta de medios, de la de gestión. Esperemos que la declaración de que la orquesta forma parte del patrimonio intangible ayude a su preservación.
En oportunidad de la visita de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires–uno de los mejores organismos del país- se pudo apreciar la gran cantidad de público, uno que pudo haber estado allí siguiendo a organismos marplatenses.
El Coral Carmina
Para el municipio, el Coral Carmina significa los contratos del director, el maestro Horacio Lanci, y del preparador, el maestro Jonás Ickert, cuyas remuneraciones les son debidas desde 2016. El resto de la actividad se hace posible gracias a la comisión directiva del grupo.
Horacio Lanci es uno de los músicos más destacados que ha dado Mar del Plata: por su capacidad, erudición, trayectoria, que hemos apreciado tanto en sus actuaciones como en sus programas radiales, de gran originalidad, sumamente claros y didácticos y de un altísimo nivel. Jonas Ickert es, por su parte un muy destacado pianista, joven pero ya de una amplia actuación que suma una rica experiencia. No hay certeza acerca de su continuidad en el organismo.
Consultada la dirección del teatro sobre su versión acerca de estos problemas no contestó a mi solicitud.
Un horizonte incierto para organismos de los más representativos de Mar del Plata, una ciudad donde, en este momento, la cultura no está en la agenda de las autoridades.